Hombre corriendo

Pareciera que el “Alto rendimiento” solo se comenta cuando vemos competencias deportivas como las olimpiadas o los juegos panamericanos, sin embargo, es una constante de 24 horas los 7 días de la semana para quienes adoptan alguna disciplina, es en sí misma, la constancia, tenacidad y determinación para asumir el compromiso absoluto  para desarrollar todo mi potencial en una actividad específica, enfocar toda la actitud para desarrollar toda la aptitud.

Independientemente del deporte, al “Alto rendimiento” le tenemos que dar su lugar en cualquier actividad, así comprenderemos con mayor claridad a exitosos empresarios, docentes, científicos, artistas y muchos ejemplos más, excluyo apropósito a los políticos; sin embargo es una utopía, pues ninguna persona logra al 100% ese equilibrio y perfeccionamiento.

El tema es inspirarse, mantener metas y estrategias, asumir las rutinas necesarias y no perder la concentración, para eso, es importante reducir los distractores y tentaciones lo más posible, la forma en que interactuamos con el mundo y el círculo que nos rodea, nos lleva a una realidad paralela al proyecto que fijamos en nuestra mente y eso dificulta todo.

Los deportistas mexicanos que participaron en la pasada olimpiada de Tokio, debieron enfrentar varios aspectos que desestabilizan a cualquiera, primero se rompió el ritmo de entrenamiento con el cierre de instalaciones deportivas por la pandemia, hago aclaración oportuna que en algunas partes del mundo se mantuvo la actividad solo con restricciones sanitarias.

Por otro lado, en México enfrentamos un problema grave y al parecer casi imposible de resolver, es la grilla y corrupción en las instancias deportivas, en todos sus niveles los obstáculos nunca terminan, de tal manera que los aspirantes a lucir en cada disciplina están bajo estrés constante con las sorpresas de escritorio, a lo que deberemos de sumar la limitación de recursos económicos, materiales, humanos y para acabarla, el entorno familiar y social no siempre es el idóneo para mantener la concentración. 

Todos queremos vernos reflejados en el triunfo de nuestros deportistas, sin embargo, poco o nada podemos hacer para brindarles las mejores condiciones cuando no sentimos identificación y empatía con el proceso, es decir, aplaudimos y estamos atentos al éxito, pero el largo camino para obtenerlo no genera atención alguna, el seguimiento, mantenimiento y apoyo constante se quedan en un mundo gris, indiferente y apático, eso es una carencia educativa, un vicio estructural, una mala costumbre que sigue predominando porque escurre de arriba abajo, desde la fuente misma del poder a los rincones más simples de la carencia social… aceptemos algo, al día de hoy, no hay líder ni poder que muestre tener interés en que esa situación cambie, así en el deporte, también en las ciencias y artes, en el emprendimiento y todos los ámbitos, pareciera que el ánimo es borrar nuestro espíritu de lucha y los medios de comunicación abundan en el morboso sentido crítico sin propuesta alguna, pudiendo en el mejor de los casos, exigir soluciones concretas, objetivas y sobre todo, realizables.

El tema del “Alto rendimiento” lo deberíamos tener todos como hábito de cada día, desde la infancia, en escuelas y hogar, en trabajos y proyectos, el asunto es que evadimos una realidad de manera conjunta y así, todos somos cómplices para gozar de una autocompasión que victimiza cada día más y fomenta la queja pasiva… esto, por simple que parezca, NO LO PODEMOS PERMITIR.

“Alto rendimiento” se forma con la actitud, nos define con la intensidad que aplicamos hoy, paso a paso, asumir que la meta es una decisión propia, que luchar por ella es una muestra de respeto a nosotros mismos, que diseñamos una estrategia con acciones concretas y nos comprometemos de manera muy personal a cumplir con ello, abordaremos reflexiones profundas para las decisiones complementarias, seamos más integrales, si desglosamos cada acción las encontramos fácilmente en las siguientes preguntas: ¿estoy comiendo e hidratándome correctamente?, esto es el combustible del cuerpo, cuidar detalladamente este aspecto rinde frutos evidentes, sea cual sea la actividad, necesito mi cuerpo para lograrlo, por ello pregunto además, ¿estoy ejercitándome adecuadamente?, si bien ya tenemos el combustible correcto, ahora es necesario colocar los nutrientes y energía en el lugar correcto, mantener la máquina activa y ágil para responder con prestancia a lo necesario. ¿La mente se nutre de lo necesario?, es el estudio permanente lo que perfecciona mis ideas, información precisa con reflexión efectiva, más allá de la memoria, todo lo que fortalezca mi mente me mantendrá en el camino correcto, sin olvidar, los distractores son muchos, si el pensamiento es morboso, pesimista y negativo, causara problemas rompiendo la fuerza de la voluntad. ¿Las emociones están sanas?, podemos decir que lo que hacemos es por los motivos correctos, que vamos libres del lastre negativo en las emociones y ante la duda confirmo, “quiero, puedo y lo haré”; no se trata de ser un falso optimista que cree todo en positivo, es simplemente la objetividad de reconocer emociones y limpiarlas de la carga de rencores, resentimientos y coraje, transformando en decisión el “primero me amo yo”.

El poder del ser humano debe iniciar en sí mismo, reconocer su aptitud, fortalecerla, incrementarla, llevarla a su máximo potencial, para ello se requiere actitud, un propósito firme que seguramente nos hace mejores personas.

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