José María Morelos, 18 de Octubre de 2021.- Emprendedores se resisten a bajar las cortinas pese a las dificultades que enfrentan desde la llegada de la pandemia y a la difícil economía.

Es la historia de muchas personas como Manuel Jesús que ha hecho frente a los retos que implica tener un negocio en la postpandemia.

En 2018, Manuel y su esposa decidieron dejar de ser empleados en el norte de Quintana Roo e invirtieron sus ahorros en su propio proyecto. Así nació un restaurante con toque italiano en José María Morelos. Aunque el inicio no fue fácil; entre tanto trámite burocrático, impuestos, derechos, gastos de operación, no desmayaron y lograron abrir.

«Nuestra especialidad son las pastas, caseras, artesanales, y, queríamos ver si teníamos la oportunidad de que nos conozca la gente. Ya llegan los temas de hacienda, del municipio, de la COFEPRIS, de todo, pero para tener un negocio hay que tener todo en regla», dijo.

La sazón del pequeño restaurante y el concepto de la comida gourmet fueron conquistando el paladar de los morelenses. Sin embargo, al ser un área rural, no podían vender a precios de polo turístico, así que la inflación muy pronto los alcanzó.

A todo lo anterior, se sumó la pandemia que trajo un efecto: primero un cierre total, pero luego abrieron con venta sólo para llevar. Luego los gastos por renta, impuestos y servicios, no cesaron, así que estuvo a punto de tirar la toalla.

«Nosotros como tenemos precios fijos no podemos estar cambiando nuestros precios a cada rato. Tuve eso en mi pensamiento, que quería cerrar y vender en mi casa como lo hace mucha gente. Me dieron muchas ganas como dice el amigo, empecé a preocuparme, a deprimirme un poco», recordó.

Sin embargo, convencido que vendrán tiempos mejores, se mantuvo firme, incluso sacrificó todas sus utilidades para no afectar su plantilla de personal.

La historia de Manuel se replica en cada joven emprendedor de José María Morelos. Es una pequeña ciudad con olor a pueblo. Es una cantera de oportunidades en tiempos de bonanza, pero también de agrios retos y sinsabores cuando llegan las “vacas flacas”. Aún así algunos se mantienen en espera de que se cumpla la promesa que siempre vendrán tiempos mejores.

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