Con la puesta en marcha del Tren Maya y el desarrollo económico asociado al proyecto, se prevé una explosión demográfica en toda la Península de Yucatán, que desplazaría a las comunidades originarias, según las previsiones de José Capetillo Ponce, profesor asociado de sociología y estudios latinos en la Universidad de Massachusetts en Boston, Estados Unidos.

Entre 2010 y 2020, la población de indígena de Quintana Roo creció apenas en un 3.1%, solo seis mil 362 personas, para un total 204 mil 949 personas que hoy se identifican como parte de los pueblos originarios de la región.

En contraste, en esta misma década, la población total del estado aumentó en un 28.6%, que se traduce en 532 mil 407 nuevos habitantes, para alcanzar el millón 857 mil 985. La población no indígena superó en 8 mil 307 veces a la originaria, que en la actualidad representa al 11% de los habitantes.

Con estos datos, Capetillo Ponce hace hincapié en los desafíos asociados con la migración, ya que la llegada de turistas y nuevos residentes de diferentes partes del mundo puede tener un impacto significativo en las comunidades locales; además, el aumento demográfico en comunidades aledañas a las ciudades puede generar conflictos culturales y sociales.

Además, la llegada de nuevas poblaciones a las comunidades existentes plantea desafíos en términos de convivencia y adaptación.

El profesor advierte que esta diversidad puede generar conflictos cuando los estilos de vida y las morales son muy diferentes; el Tren Maya, en su opinión, no es solo un medio de transporte, sino un reordenamiento geográfico y demográfico para todo el sureste de México.

Declaró que el proyecto, tiene el potencial de afectar negativamente las culturas originarias de la región, la ecología, la medicina tradicional y las oportunidades de empleo para la juventud local, que se verían sobrepasadas por la influencia de los migrantes.

El especialista también expresó su preocupación por la falta de preparación de las instituciones gubernamentales y la sociedad para afrontar los desafíos que plantea el Tren Maya.

Señaló que muchos aspectos, como la seguridad, la educación y el impacto en las poblaciones locales, no se han discutido de manera adecuada ni se han preparado para afrontarlos.

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