La Audiencia Provincial de Salamanca exoneró a un padre de Béjar, España, de continuar pagando la pensión alimenticia de su hija por su desinterés en buscar un empleo y por su falta de afecto hacia él.

El padre, quien se dedica a ser escayolista, pagaba 125 euros mensuales, es decir, poco menos de dos mil 500 pesos, para cada una de las dos hijas que tuvo en su antiguo matrimonio finalizado en 2005.

Desde 2018, trató de dejar de pagar la pensión, pero se le negó. Sus argumentos eran los mismos: su hija no quería trabajar a pesar de tener un título de Formación Profesional como técnica de farmacia y parafarmacia, y no mantenían una relación cercana.

Por otra parte, la Audiencia Provincial consideró que la nula relación entre padre e hija era “imputable solo a esta”. En 2017, ambos vivieron juntos en Béjar, pero la convivencia no fue lo mejor. Ella, incluso, lo denunció por supuesto maltrato y el padre tuvo que irse de la casa.

“En su declaración, el progenitor manifestó que, durante ese tiempo, su hija llamó a sus progenitores y hermana, es decir, a sus abuelos paternos y tía paterna, para insultarle e indicarles que no tenían que ayudar a su padre”, dice la sentencia. Además, recalca que en 2021, el padre le escribió para felicitarla por las fiestas decembrinas, pero su respuesta “fue abrupta y maleducada, desentendiéndose de él”.

La respuesta de la hija

En respuesta, la mujer afirmó que sufría un trastorno adaptativo mixto que le causaba ansiedad, sentimientos de culpa, miedo a estar sola o a la muerte y pensamientos obsesivos. Todo esto relacionado con el divorcio de su madre y padre. También presentó una hoja médica expedida en 2021 por un psiquiatra en la que afirma que superó esa situación.

Sin embargo, la resolución fue que no hay ningún documento médico que acredite la relación directa entre el trastorno y la imposibilidad de trabajar.

La Audiencia concluyó que la joven “mantiene un evidente y manifiesto desinterés por buscar un trabajo de forma activa y por trabajar. Si bien no tiene independencia económica, esta solo es debida a su falta de diligencia e interés en la consecución de un empleo, puesto que no se ha acreditado ni causa física ni psíquica para que, con 29 años, pueda conseguir un empleo”.

(Con información de Plumas Atómicas)

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