Ciudad de México. – Restos de una vivienda y una ofrenda que contenía restos óseos y 13 sahumadores, entre otros objetos, fueron localizados en un predio ubicado cercano a Eje Central Lázaro Cárdenas, que perteneció a un barrio de Tezcatzonco, hoy aledaño a la Plaza de Garibaldi.
El interés de esta ofrenda radica, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en que se trató de una vivienda de una familia mexica que sobrevivió a la conquista española –hoy llamada “resistencia indígena” por el gobierno federal–, pues la ritual dataría “posiblemente”, entre los años 1521 y 1610 d.C. Según lee en un documento emitido por el instituto:
“En honor a ese mundo que se desvanecía, las y los habitantes de esa antigua unidad doméstica realizaron un ritual en el siglo XVI, posiblemente entre los años 1521 y 1610 d.C., para dar testimonio de que así terminaba un ciclo de sus vidas y de su civilización.
“Entre cantos y olor de copal, los moradores dispusieron en el patio una ofrenda con múltiples elementos, entre los que destacan una olla con restos óseos (cenizas humanas) y 13 sahumadores polícromos de casi un metro de longitud, usados para quemar la resina”.
Además de los restos óseos (posiblemente de un infante, mismo que está por determinarse) y los 13 sahumadores, se encontraron una copa pulquera de base trípode, cinco cajetes, un plato y una olla de cuerpo globular sobre la que se colocaron cuatro vasijas a modo de tapa.
Según la coordinadora de las tareas de rescate arqueológico, Mara Abigaíl Becerra Amezcua, esa vivienda mexica tuvo modificaciones espaciales y arquitectónicas en al menos dos etapas: en el periodo Posclásico Tardío, entre 1325 y 1521 d.C., y en la ocupación española, entre 1521 a 1610 d.C., y que si bien estuvo destinada a actividades domésticas, otras evidencias de materiales como omichicahuaztlis (instrumentos musicales de hueso trabajado), flautas y ocarinas, señalan que ahí tuvieron lugar diversos rituales.
Los vestigios están hechos a base de tezontles y adobes
La ofrenda se localizó a poco más de cuatro metros de profundidad, recubierta con varias capas de adobes consolidados, indicativo –según la coordinadora de las tareas de rescate– del temple de aquellos mexicas que permanecieron en Tenochtitlan tras la toma de la ciudad por Hernán Cortés”.
Los cimientos de esa vivienda se encontraron en septiembre pasado, en la parte media de un predio que forma parte del proyecto constructivo del Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (INVI) en donde se preveía una cimentación profunda y la instalación de un par de cisternas.
A profundidades que van de 3.50 a 5.20 metros, se descubrieron los vestigios, hechos a base de tezontles y adobes, en una superficie aproximada de 80 m².
Se lee en el comunicado sobre los detalles del complejo habitacional mexica;
“La excavación reveló que el espacio de aquella vivienda estuvo conformado por un patio interior —donde se localizó la ofrenda de clausura—, una estancia y un corredor que conecta a cinco habitaciones que aún mantienen parte de sus estucos originales en pisos y en muros (de grosores que van de los 30 a los 50 cm).
“Estos cuartos, uno de los cuales fue cocina, como se dedujo por el registro de un tlecuilli o fogón, alcanzaron medidas de 4 m por 3 m, pero sus dimensiones totales se desconocen porque continúan bajo los predios aledaños”.
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Aunque tanto el INAH como la Secretaría de Cultura federal destacaron el descubrimiento, y dado que el hallazgo se encontró como parte de un proyecto constructivo del INVI, nada se mencionó sobre la posibilidad de su resguardo.
Con información de: proceso.com