Un corte total a nivel nacional en el suministro eléctrico afectó este martes a Chile. Abarcó desde la frontera con Perú por el norte y hasta la Región de Los Lagos por el sur, a lo largo de 3 mil kilómetros, desde aproximadamente las 15:20 hora local (12:20 horas del Centro de México).
Avanzada la tarde, dada la gravedad de la situación –que afectó a prácticamente la totalidad de sus 19 millones de habitantes– y luego que desde el gobierno se reconociera que estaban fallando los protocolos para reiniciar el sistema eléctrico, el presidente Gabriel Boric recurrió a la ley de emergencia “por estado de catástrofe” y decidió aplicar un toque de queda desde las 22 horas a las 06:00 horas en toda la extensa zona afectada.
Al menos 3 mil efectivos de las fuerzas armadas fueron desplegados, en tanto que las policías acuartelaron a todos sus efectivos.
La distribuidora eléctrica Saesa, que atiende a más de un millón de clientes en Chile, señaló que se trató de un “corte generalizado a nivel nacional” que afectó la totalidad de sus clientes.
Apenas iniciada la contingencia, rápidamente las principales urbes del país comenzaron a entrar en caos: en la capital, la red de Metro quedó paralizada.
El sistema de semáforos de las ciudades dejó de funcionar y el tránsito de automóviles entró en caos. Los bomberos reportaron que estaban recibiendo miles de llamadas de auxilio por personas atrapadas en ascensores.
Las empresas distribuidoras de agua anunciaron que el apagón afectó el suministro de agua potable en algunos sectores de la región metropolitana.
La red de telefonía móvil también comenzó a fallar por cuanto las antenas repetidoras comenzaron a agotar sus baterías, lo mismo que por la sobre demanda.
Las primeras informaciones indicaron que al menos 1.5 millón de clientes quedaron sin energía eléctrica y que 15 millones de personas se veían con algún grado de afectación.
Pasadas las 22 horas, el presidente Gabriel Boric apareció en una cadena nacional para prometer que las empresas eléctricas deberán responder por lo ocurrido y llegó incluso a identificar a la empresa responsable de la crisis.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, inmediatamente se trasladó hasta la sede del Servicio Nacional de Prevención de Desastres (Senapred) a monitorear la situación.
Pese a que intentaba transmitir calma, también advirtió sobre la eventualidad de que la reposición del servicio sea lenta y se prolongue, advirtiendo que si eso fuera así, oportunamente se comunicarían medidas adicionales.