Los habitantes de Acapulco, aturdidos por un huracán devastador, luchan ahora contra otra plaga que deja tras de sí la tormenta: la basura acumulada en las calles, que aviva la preocupación por la propagación de enfermedades en el emblemático centro turístico mexicano.
El huracán Otis, que azotó Acapulco en las primeras horas del 25 de octubre, fue la tormenta más poderosa registrada en la costa del Pacífico mexicano, provocando la muerte de decenas de personas y destruyendo miles de viviendas en esta ciudad de casi 900,000 habitantes.
Sus vientos de 266 kilómetros por hora provocaron grandes inundaciones, destruyeron muebles, enseres domésticos y electrodomésticos que fueron arrojados fuera de las casas junto con bolsas de residuos orgánicos en descomposición que han propagado olores pútridos en la ciudad.
El Gobierno ha enviado a miles de soldados para ayudar a limpiar Acapulco, pero los residentes afirman que la basura ha invadido algunas zonas tan rápidamente que incluso el tráfico se ha visto obstaculizado.
“Que pasen a retirar la basura porque es demasiada”, dijo Rosa Pacheco, de la colonia La Mira, al oeste de la ciudad, donde algunos vecinos han tenido que retirar los desperdicios de las carreteras para permitir el paso de los coches.
“No hay paso casi porque la basura cada día se va acumulando más”, añadió la ama de casa de 46 años.
Protección Civil no respondió a una solicitud de comentarios, pero el Gobierno afirma que la limpieza de Acapulco es una prioridad absoluta.
(Con información de Aristegui Noticias)